LAS ERAS GEOLÓGICAS Y SUS HABITANTES
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base en los conocimientos aportados por
geólogos y paleontólogos ha llegado a descubrirse y reconocerse los
acontecimientos sucedidos en la Tierra, así como las transformaciones que ésta
ha sufrido desde que se formó.
Los
estudios sobre los estratos rocosos y los fósiles que en ellos se encuentran
proporcionan una valiosa información sobre cómo apareció la vida en el planeta
y sobre la manera en que los seres vivos han evolucionado en el tiempo. También
permiten conocer importantes indicios sobre las relaciones entre los organismos
desaparecidos y los vivientes, y la relación que éstos han tenido y tienen con
el medio ambiente.
Con
todos estos conocimientos se ha podido establecer la llamada Tabla geológica,
en donde se registran cinco grandes etapas o eras con los tiempos que
posiblemente duraron y los organismos que en ella existieron. Las eras se
subdividen a su vez en periodos y épocas.
La
historia de la Tierra, que data de hace 5 000 millones de años, se inicia con
la llamada era Azoica, durante la cual se formó la parte profunda de la corteza
terrestre y en la que se encuentran rocas ígneas y metamórficas, como gneis,
cuarcitas, granitos y mármoles carentes de fósiles, razón por la cual se ha
considerado que no había posibilidades de que existiera vida. Se le ha
calculado de 3 000 a 3 300 millones de años.
Durante
la era Azoica se produjeron muchos cambios geológicos que modificaron
profundamente el relieve terrestre, tanto por causas de origen interno
—plegamientos y erupciones volcánicas— como por causas externas —erosiones y
sedimentaciones. La distribución de tierras y océanos, así como las
características del clima, eran variables. Estos fenómenos son estudiados por
la paleogeografía y la paleoclimatología.
A la
siguiente era, llamada Precámbrica, se le calculan aproximadamente 1 500
millones de años, y ha sido dividida por algunos autores en dos periodos: el
Arqueozoico y el Proterozoico. En el Arqueozoico se encuentran rocas
sedimentarias, como pizarras con grafitos y mantos con calizas que han sido considerados
los primeros indicios de vida por su naturaleza de origen orgánico, aunque sólo
se localizan en muy raras regiones del planeta.
En el
periodo Proterozoico se encuentran ya sedimentos con huellas de bacterias,
restos de algas marinas primitivas y algunos fragmentos fósiles animales
imperfectamente constituidos, como esponjas y gusanos marinos.
Durante
la era Precámbrica comienzan los procesos geológicos de gliptogénesis y
orogénesis, formándose rocas metamórficas. Se cree que entonces el clima era
frío y húmedo, con épocas glaciares, aunque cambiaba a cálido y árido. La
aparición de la vida se dio posiblemente al principio de esta era, a partir de
gases atmosféricos como el amoniaco, el metano, el sulfhídrico y el bióxido de
carbono, entre otros, que sintetizaron compuestos orgánicos del tipo de los
azúcares, proteínas y ácidos nucleicos. La energía fue seguramente suministrada
por descargas eléctricas y por los rayos ultravioleta de la luz solar.
A
partir de estos compuestos orgánicos fueron formándose los seres vivos, que
quizá eran semejantes a los virus y a las bacterias anaerobias. Posteriormente
surgieron algas azules que realizaban ya su fotosíntesis —es decir, elaboraban
su propio alimento— desprendiendo oxígeno que pasaba a la atmósfera, lo cual
favoreció la respiración aeróbica. Se conocen fósiles de bacterias y de algas
primitivas en rocas con una antigüedad de 2 000 a 3 000 millones de años.
Los
fósiles precámbricos están representados por bacterias, algas, protozoos y
celenterados. Los yacimientos con mayor abundancia de fósiles proceden de
algunas regiones de Canadá y de Australia.
En la
era Paleozoica, llamada también primaria, que duró de 300 a 500 millones de
años, se empezó a formar la estructura actual de los océanos y de los continentes.
Se presentaron cambios esporádicos en el nivel del mar y en el tamaño y
distribución de los océanos. Para su mejor estudio, esta era fue dividida en
seis periodos, caracterizados por fósiles pertenecientes a grupos biológicos
peculiares. Desde el más antiguo al más actual se les denomina: Cámbrico,
Ordovícico, Silúrico, Devónico, Carbonífero y Pérmico. Algunos autores dividen
al carbonífero en dos, quedando entonces siete periodos: Cámbrico, Ordovícico,
Silúrico, Devónico, Mississippiano, Pennsilvaniano y Pérmico.
En los
estratos pertenecientes a la era Paleozoica se encuentran extensos grupos de
rocas sedimentarias de origen marino, en las que aparecen por primera vez
abundantes fósiles perfectamente conservados, principalmente radiolarios y
foraminíferos, así como animales ya de un tamaño mayor y de organización más
complicada, como los trilobites.
En los primeros periodos
de esta era no se encuentran fósiles de vegetales marinos como las algas, pero
al final, sobre todo a partir del carbonífero, se descubren restos de vegetales
terrestres, como los helechos y las gimnospermas, que formaron selvas extensas
y espesas. En la actualidad constituyen importantes depósitos de hulla y
antracita, de gran valor para la industria.
La
fauna marina se fue enriqueciendo con la sucesiva aparición de los corales, los
trilobites y los moluscos, como los cefalópodos, y en el Silúrico surgieron los
primeros animales terrestres, como los escorpiones, a los que siguieron los
insectos primitivos. En el mar aparecieron los peces, tenían su esqueleto
blando.
Al
final de la era, los anfibios —primero— y algunos reptiles —después—
constituyeron los primeros vertebrados terrestres. Entre los reptiles destacan
los pteromorfos, antecesores de los mamíferos, ya que presentan rasgos comunes.
El desarrollo de los reptiles en esta era es preparatorio al gran auge que
tuvieron en la siguiente.
A fines
de la era Paleozoica hubo importantes cambios en el relieve de la corteza
terrestre, surgieron las cordilleras tanto en el océano como en la tierra, y se
produjeron las primeras invasiones glaciares extensas, lo que permitió el
aumento de la extensión y altitud de los continentes, todo lo cual determinó
profundas perturbaciones en los climas existentes y, como consecuencia, en los
organismos que poblaron las extensiones continentales.
La era
Mesozoica, llamada Secundaria, se caracterizó por el avance y retroceso de los
mares sobre los continentes debido a las intensas glaciaciones que ocurrieron y
a la escasa actividad volcánica. Abarca los periodos Triásico, Jurásico,
Cretácico, y se le calcula una duración de 150 a 160 millones de años.
Los
vegetales marinos continuaron su desarrollo, y surgieron todas las formas que
se conocen en la actualidad. Las terrestres alcanzaron gran auge, lo cual
constituye uno de los hechos biológicos de mayor significación en esta era.
Aparecieron las coníferas, las cicadales y las ginkgoales, que han llegado a
nuestros días con numerosas especies. A finales de la era, en el Cretácico, se
conformaron las primeras plantas con flores: las angiospermas.
Entre
los fósiles animales puede observarse que muchos de los invertebrados tienen
formas semejantes a las actuales, como sucede con los corales; sin embargo,
entre los moluscos existieron formas muy extrañas y grandes, como los
ammonites. También abundaron los equinodermos. Los peces óseos aparecieron al
principio de la era, mientras que los anfibios primitivos fueron sustituidos
por los actuales anuros y urodelos.
Los reptiles se
desarrollaron tanto en número como en tamaño; por eso a esta era se le llamó
Era de los reptiles. Los ictiosaurios eran reptiles voladores, y los
dinosaurios grandes reptiles terrestres, como el Tyrannosaurios, bípedo y
carnívoro, considerado como el mayor de los animales terrestres. De todos estos
reptiles sólo los cocodrilos, las tortugas y las serpientes han llegado a
nuestros días. La desaparición de los grandes reptiles al final de la era
Mesozoica es uno de los enigmas de la geología histórica.
Al
final de la era aparecieron las primeras aves y mamíferos, que tenían gran
semejanza con los reptiles, de los cuales provinieron sin duda. Las aves tenían
dientes, garras, alas y una larga cola, y eran más bien planeadoras que
voladoras. Como los mamíferos que se desarrollan en huevos se les llama
ovíparos.
La
última era, la Cenozoica, es la de más corta existencia, con 60 a 75 millones
de años, en cuyo transcurso el planeta adquirió su aspecto actual; los océanos,
las costas, las montañas, y los valles adoptaron poco a poco las
características que hoy presentan. Se divide en dos periodos: Terciario y
Cuaternario.
El
Terciario abarca cinco épocas: Paleoceno, Eoceno, Oligoceno, Mioceno y
Plioceno. Los organismos marinos mostraron características muy semejantes a las
actuales. La vegetación estaba formada por angiospermas; las gimnospermas se
redujeron y quedaron distribuidas sólo en las zonas de altas altitudes y
montañas.
Los
mamíferos dominaron entre los animales. Esto se demuestra por la gran variedad
de sus restos, lo cual confirma esa marcada preponderancia. Abundaron en tamaño
y en especies quizás a raíz de la ventaja que les proporcionó contar con un
desarrollo progresivo del encéfalo. A esta era Cenozoica también se le ha
llamado Era de los mamíferos. Las ballenas de esta era representaban la primera
adaptación de los mamíferos al medio marino.
En el
periodo Cuaternario, denominado también Antropozoico en virtud de que en él
apareció y se desarrolló el hombre, ocurrieron una serie de glaciaciones separadas
por periodos interglaciares en los que los hielos desaparecían y el clima se
hacía más seco y suave. El nivel del mar cambió mucho en esta época debido al
crecimiento y disminución de los glaciares; en general, en el periodo glacial
hubo bajos niveles, mientras que en el interglacial fueron altos.
La
flora y la fauna del Cuaternario tuvieron que adaptarse a estos cambios
climáticos. Durante las glaciaciones dominaron las praderas, mientras que en
los interglaciares lo hicieron los bosques. La fauna emprendió migraciones con
las que se defendió de estos cambios.
Los
grandes mamíferos, como los mamuts y mastodontes, se extinguieron. En el
Pleistoceno aparece la especie humana, que después de pasar por diferentes
formas, evolucionó hasta alcanzar las características de las razas actuales.
Con los
datos aportados por la investigación geológica y paleontológica han podido
establecerse las divisiones del tiempo en la historia geológica del planeta,
reconstruir el esquema de los organismos que vivieron en el pasado, así como
definir las condiciones del medio ambiente en las que se encontraban.
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